La calefacción consiste en los sistemas utilizados para aumentar la temperatura de un ambiente o espacio. Esto se hace para mejorar la comodidad y el bienestar de las personas durante los meses fríos del año. Existen gran variedad de sistemas de calefacción, incluyendo calefacción central, calefacción por radiadores, calefacción por suelo radiante, calefacción por bombas de calor, entre otros. Cada uno de ellos funciona de manera diferente y ofrece diferentes ventajas y desventajas.
Es importante tener en cuenta que un sistema de calefacción eficiente y bien mantenido no solo mejora la comodidad, sino que también puede ayudar a reducir los costos de energía y a mejorar la eficiencia energética en general. Por lo tanto, es importante elegir el sistema de calefacción adecuado y mantenerlo en buen estado para aprovechar al máximo sus ventajas.
A continuación veremos los distintos sistemas de calefacción que podemos utilizar en nuestro hogar y sus propiedades:
Calefacción eléctrica
La calefacción eléctrica es de las más utilizadas y constituye el tipo de calefacción más caro, consiste principalmente en el empleo de equipos eléctricos que generan calor a partir el efecto Joule, que consiste en la generación de calor al hacer pasar electricidad a través de una resistencia.
Existen muchos tipos; estufas, radiadores de pared o portátiles, suelo radiante eléctrico, aires acondicionados, calefactores… cada tipo con sus ventajas e inconvenientes.
Los consejos para ahorrar si disponemos solo de calefacción eléctrica son:
- Garantizar un buen aislamiento sobre todo en ventanas y puertas, ventanas y puertas con un buen aislamiento son capaces de reducir el consumo en un 50%. Una casa con especificación tipo A, ahorra hasta 800 euros al año frente a una tipo G.
- Evitar lo mayor posible infiltraciones de aire frio, rendijas, abrir puertas, ventanas, etc.
- Automatizar, si es posible, el encendido y apagado, para aprovechar las horas de baja tarifa eléctrica o solo para las horas que les vayamos a dar uso.



Calefacción por biomasa
La calefacción por biomasa es la que se ha usado toda la vida, consiste en la quema de biomasa, ya sea leña, carbón, pellets, , cáscaras de frutos secos, huesos de aceituna, etc.
La calefacción con biomasa para nuestra vivienda se puede hacer de 3 formas; la más tradicional, mediante chimeneas de pared, estufas interiores, más eficientes que las chimeneas, o también mediante calderas centralizadas.
La calefacción por biomasa es de las más económicas pues su inversión no es muy grande y se amortiza rápidamente, además de considerarse neutra en cuanto a contaminación. El mayor inconveniente de este tipo de calefacción es que requiere de un espacio considerable para el almacenamiento de la biomasa, además del espacio requerido para la caldera si tenemos una caldera centralizada.



Calefacción por gas
La calefacción por gas es de las más utilizadas debido a su comodidad y seguridad. Los gases más utilizados son el gas natural, el propano y el butano.
Estos sistemas se basan principalmente en la combustión del gas en una caldera, calentando un circuito de tubos por los que circula el agua, la cual se calienta y se distribuye hacia el circuito hidráulico de calefacción de la vivienda ya sea de radiadores o suelo radiante.
La principal diferencia entre los distintos tipos de gases es su distribución y venta. El gas natural se distribuye mediante una red de tuberías de la cual se hace una derivación individual hacia cada consumidor, esta derivación conecta la red principal con la caldera de gas de cada vivienda, y haciendo uso de un contador se mide el gas consumido para la realización de la factura de la empresa suministradora.
Por otro lado el gas propano y butano se utiliza cuando nuestra vivienda no dispone de acceso a esta red de gas natural, y por tanto se distribuye principalmente mediante bombonas de 12 kg, o mediante un camión cisterna si disponemos de un depósito homologado propio en nuestra vivienda.
En cuanto a la comparación entre estos gases, la eficiencia de los tres es similar y el funcionamiento es prácticamente el mismo, la mayor diferencia es el precio y la distribución, el gas natural suele ser el más barato y cómodo pues disponemos de una fuente continua y no tenemos que cargar con bombonas o ir rellenando el depósito, sin embargo su uso está limitado a donde exista la red de distribución. Entre el butano y el propano existen algunos puntos a tener en cuenta;
- El propano tiene un mejor funcionamiento a temperaturas bajas, pues el butano se congela en torno a los 0ºC y el propano a los -44 ºC.
- El propano gasifica mejor, consumiendo mejor el contenido de la bombona.
- La capacidad de la bombona y la capacidad calorífica del butano es mayor dándonos mayor autonomía por bombona.
- Los depósitos de butano son más ligeros haciéndolos más fáciles de transportar.
En cuanto a calderas de gas existen gran variedad de modelos, pero se pueden resumir en tres tipos:
- Caldera centralizada: calienta el agua para el circuito de calefacción de toda la vivienda ya sea de radiadores o de suelo radiante.
- Caldera mixta: calienta el agua para el circuito de calefacción y además produce agua caliente sanitaria ( para la ducha y grifos).
- Calderas o estufas independientes: se sitúan en un solo lugar, calentando solo la estancia en la que se encuentran.



Calefacción por diesel
El funcionamiento es equivalente a la calefacción por gas, la única diferencia es el tipo de caldera que en este caso es de combustible líquido, siendo algo más compleja, además debe contar con su correspondiente depósito de almacenamiento.